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Retos de la descarbonización en el transporte terrestre de carga y pasajeros

Retos de la descarbonización en el transporte terrestre de carga y pasajeros
Crédito Imagen: South Pacific Logistic

México, ante la paradoja del transporte pesado: se exporta tecnología, pero se importa chatarra

Ciudad de México, septiembre de 2025 – Mientras México se consolida como uno de los principales productores y exportadores de vehículos pesados a nivel mundial, el mercado interno enfrenta una contradicción que pone en jaque sus objetivos de sostenibilidad: la creciente importación de camiones usados y obsoletos provenientes de Estados Unidos está frenando la renovación de la flota nacional y amenazando los compromisos de descarbonización del transporte.

Según cifras del sector, durante 2024 la importación de vehículos pesados usados creció un 47.9%, lo que representa casi 30 mil unidades adicionales en circulación. La mayoría de estos vehículos no cumple con las regulaciones físico-mecánicas vigentes en EE. UU. y entran al país bajo condiciones de subvaluación o sin los controles adecuados. Como resultado, la edad promedio de la flota nacional alcanza los 19 años, con un 52% de unidades obsoletas.

Este fenómeno genera un círculo vicioso: eleva los costos operativos de los transportistas, incrementa los riesgos viales y, sobre todo, retrasa la transición hacia un transporte más limpio y eficiente.

Contaminación y rezago: la factura ambiental del autotransporte

El impacto de este rezago no es menor. El transporte en México representa el 20.7% de las emisiones totales de CO₂, y los vehículos pesados –camiones, autobuses y tractocamiones– son responsables del 7.8% del total nacional.

Pese a ello, la falta de una política clara y de una supervisión efectiva ha permitido la entrada masiva de unidades altamente contaminantes, mientras los esfuerzos por promover vehículos con tecnología Euro VI/EPA 10, o incluso eléctricos, se ven neutralizados por esta tendencia.

Industria con potencial global, mercado interno estancado

Paradójicamente, México posee una de las industrias de vehículos pesados más robustas del mundo. Este sector genera cerca de 150 mil empleos y aporta el 4.7% del PIB nacional y el 21.7% del PIB manufacturero. Además, cuenta con más de 560 centros de servicio distribuidos por todo el país y forma parte clave de cadenas de suministro internacionales.

Sin embargo, esa fortaleza industrial no se ha traducido en una modernización del parque vehicular interno. De hecho, la sobreoferta de unidades obsoletas importadas está desplazando la demanda local por camiones nuevos, frenando inversiones y provocando distorsiones en el mercado.

La urgencia de una estrategia nacional

Desde la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT) se insiste en la necesidad de articular una estrategia conjunta entre gobierno, industria y transportistas que aborde esta paradoja. Entre las acciones propuestas están:

  • Contener la importación de vehículos chatarra mediante una revisión normativa más estricta.

  • Implementar incentivos fiscales para promover la chatarrización y facilitar la adquisición de unidades modernas.

  • Ampliar el acceso a financiamiento, especialmente para pequeños transportistas.

  • Garantizar el suministro nacional de Diésel Ultra Bajo en Azufre (DUBA) para que tecnologías más limpias puedan operar correctamente.

  • Desarrollar infraestructura energética que permita la introducción progresiva de vehículos eléctricos, a GNV, híbridos o a hidrógeno verde.

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¿Descarbonización o retroceso?

Los compromisos internacionales de México en materia climática –como el Acuerdo de París y la Agenda 2030– requieren acciones firmes y coherentes. La entrada masiva de vehículos contaminantes representa un retroceso frente a esos objetivos y contradice el discurso de transición energética justa y sostenible.

“El transporte no solo debe mover mercancías y personas. También puede ser un motor de bienestar, inclusión y prosperidad compartida, como ha dicho la presidenta Claudia Sheinbaum. Pero eso solo será posible si dejamos de importar problemas y empezamos a exportar soluciones tecnológicas y sostenibles”, señaló un vocero de ANPACT.

La oportunidad está sobre la mesa: México tiene el conocimiento, la industria y el talento. Lo que falta es una voluntad política decidida y una coordinación efectiva entre todos los actores del sector. De lo contrario, la paradoja seguirá creciendo… al mismo ritmo que la contaminación y el rezago.

Fuente: El Financiero