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Puertos secos en México: una alternativa para aliviar la congestión logística terrestre

Puertos secos en México: una alternativa para aliviar la congestión logística terrestre
Credito de Imagen: Kokargo

Puertos secos: la estrategia de México para descongestionar su sistema logístico y aprovechar el nearshoring

El auge del comercio internacional y la relocalización de inversiones están impulsando la creación de puertos secos en el país, una solución clave para aliviar la saturación portuaria y fortalecer la competitividad logística nacional.

Ciudad de México. — México atraviesa una paradoja logística. Mientras el país vive una ola de inversiones sin precedentes impulsada por el nearshoring y el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), su infraestructura portuaria y terrestre enfrenta una presión creciente que amenaza con frenar su potencial competitivo.

Puertos marítimos estratégicos como Manzanillo operan al límite de su capacidad, con filas de camiones que se extienden más de 10 kilómetros y contenedores que pueden tardar hasta 12 días en ser desalojados. Esta congestión refleja una tensión estructural que ha impactado la posición del país en el Índice de Desempeño Logístico 2023, donde México cayó del lugar 51 en 2018 al 66 en 2023, principalmente por deficiencias en aduanas y carreteras.

Ante este panorama, los puertos secos emergen como una solución estratégica y no solo como una extensión de infraestructura. Estos centros logísticos interiores permiten transferir la carga marítima a zonas del interior, descongestionando los puertos y acelerando los procesos aduaneros.

El concepto es simple, pero su impacto, profundo. Un puerto seco actúa como un nodo intermodal que facilita el tránsito de mercancías entre trenes y camiones. A diferencia de los puertos tradicionales, donde el despacho aduanero compite con la descarga física, los puertos secos separan ambos procesos, trasladando los trámites administrativos tierra adentro.

Así, los contenedores pueden moverse “en tránsito” por ferrocarril desde el puerto marítimo hasta la terminal interior, donde se realiza el despacho aduanero y la posterior distribución de mercancías. Este modelo libera capacidad en los puertos costeros y reduce costos y tiempos logísticos.

Uno de los casos más destacados es el Guanajuato Puerto Interior (GPI), ejemplo de desarrollo integral que combina aduana, terminal ferroviaria, aeropuerto, parques industriales y centros de innovación. Su éxito es resultado de una colaboración público-privada que ha convertido al Bajío en un centro logístico de clase mundial.

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Empresas globales como Volkswagen y Pirelli son prueba del impacto de este modelo.

  • Volkswagen produce hasta 2,100 motores diarios en su planta de GPI, integrando tecnología blockchain para la trazabilidad de su cadena de suministro.

  • Pirelli, por su parte, ha invertido más de 600 millones de dólares y generado 2,200 empleos directos e indirectos, aprovechando la eficiencia del puerto seco para sus exportaciones.

El éxito de estos proyectos demuestra que la infraestructura logística moderna no puede concebirse de forma aislada. Más allá de vías férreas o patios de contenedores, se requiere una visión integral que conecte parques industriales, servicios tecnológicos y desarrollo urbano.

El desafío para México no será solo construir nuevos puertos secos, sino integrarlos en una red logística nacional cohesiva que potencie la competitividad de cada región.

Los puertos secos han dejado de ser una solución táctica para convertirse en pilares estratégicos del crecimiento económico mexicano. En un contexto global donde la eficiencia logística define la competitividad, invertir en esta red de centros interiores es apostar por cadenas de suministro resilientes, desarrollo regional equilibrado y una economía más fuerte y sostenible.

Fuente: T21