China redefine la logística mexicana: oportunidades, tensiones y transformación estructural
La relación entre China y México ha evolucionado en la última década, dejando atrás el simple intercambio comercial para convertirse en un motor de transformación logística y geoeconómica en México. De acuerdo con la Secretaría de Economía (SE), entre 2019 y 2024 la balanza comercial bilateral creció a una tasa anual compuesta del 10 %, consolidando a China como el segundo socio comercial de México, solo por detrás de Estados Unidos.
Sin embargo, esta relación es marcadamente asimétrica. En 2024, México exportó a China un total de 9,937 millones de dólares, mientras que las importaciones desde el gigante asiático alcanzaron los 129,795 millones de dólares, según datos del Banco de México (Banxico). Este déficit comercial creciente tiene implicaciones logísticas profundas y obliga a repensar la infraestructura y capacidad operativa del país.
Una presión logística sin precedentes
El desequilibrio comercial ha generado una avalancha de productos chinos —desde electrónicos hasta maquinaria e insumos industriales— que saturan los principales puertos del país, especialmente Lázaro Cárdenas (Michoacán) y Manzanillo (Colima). El alto volumen de contenedores provenientes de Asia ha ocasionado cuellos de botella, mayores tiempos de espera y un aumento sostenido en los costos logísticos, tanto en almacenamiento como en transporte terrestre.
Además, el desbalance en el flujo de comercio genera un problema adicional: contenedores vacíos de regreso, lo que reduce la eficiencia del sistema de transporte marítimo y eleva aún más los costos para los importadores.
Nearshoring y presión interna
A esto se suma el impacto del nearshoring, que ha acelerado el establecimiento de nuevas plantas industriales —incluidas muchas de origen chino— en el norte y centro del país. Este fenómeno ha generado una presión interna creciente sobre la red logística nacional, que debe responder tanto a la entrada masiva de productos importados como al traslado eficiente de bienes hacia Estados Unidos.
Según el Pulsómetro Logístico 2025, desarrollado por asociaciones del sector, la infraestructura mexicana es todavía considerada como “apenas regular” por las empresas. Carreteras, puertos y redes ferroviarias presentan capacidad limitada, lo que compromete la competitividad ante el nuevo volumen de demanda logística.
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Inversión china en aumento
En paralelo, la inversión extranjera directa (IED) de origen chino ha crecido de forma sostenida, alcanzando 710 millones de dólares en 2024, de acuerdo con la SE. Este crecimiento representa una oportunidad estratégica para México, pero también impone la necesidad urgente de profesionalizar la logística, fortalecer la red de transporte y elevar la capacidad de gestión operativa del país.
“El 85 % de las grandes empresas en México importa insumos del exterior, en su mayoría desde Asia”, señala el Pulsómetro Logístico, lo que refuerza la dependencia estructural del país frente a las cadenas de suministro chinas.
Respuesta institucional: infraestructura y modernización
Ante estos desafíos, México ha comenzado a acelerar su inversión en infraestructura logística. En 2024, el gobierno federal destinó 227 mil millones de pesos para modernizar más de 8,000 kilómetros de carreteras federales. Además, proyectos estratégicos como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec buscan posicionar al país como un hub logístico alternativo al Canal de Panamá, mediante una red integrada de trenes de carga y puertos modernizados.
Una relación que impulsa y exige
La relación con China ha sido, simultáneamente, una oportunidad de desarrollo industrial y un desafío estructural. Ha impulsado el comercio y la inversión, pero también ha puesto a prueba la infraestructura del país, ha generado tensiones logísticas y ha evidenciado la necesidad de revisar la política comercial y aduanera de México.
Los próximos años serán determinantes. Si México logra equilibrar inversión, regulación y capacidad logística, podrá capitalizar esta relación estratégica para posicionarse como uno de los principales centros de manufactura y distribución de América. De lo contrario, la dependencia actual podría convertirse en una vulnerabilidad de largo plazo.
Fuente: T21