La logística también se diseña: una mirada desde la tecnología, la operación y las personas que mueven las ciudades
Cuando el fundador de la compañía inició su camino empresarial, no pensaba en logística. Su objetivo era resolver un problema matemático: optimizar rutas. Como investigador, su mundo eran los algoritmos, los tiempos y los costos. Pero la tecnología, como suele ocurrir, lo llevó más lejos de lo que esperaba, hasta situarlo en el punto de encuentro entre los productos digitales y la operación logística real.
Esa transición le cambió la perspectiva. Lo que comenzó como un ejercicio de precisión técnica se transformó en una comprensión más profunda del ecosistema logístico y, sobre todo, de las personas que lo hacen posible: transportistas, planificadores, operadores y equipos que, día tras día, mantienen en movimiento a las ciudades. Ahí entendió que la logística no solo se optimiza, se diseña, y que ese diseño combina ciencia, empatía y toma de decisiones en contextos complejos.
Tecnología que acompaña, no reemplaza
La industria suele idealizar la tecnología como la solución definitiva. Pero construir un producto realmente útil para el sector logístico exige más que conocimiento técnico. Requiere entender lo que significa planificar rutas en medio del tráfico impredecible, gestionar entregas urgentes y enfrentar la constante presión del costo operativo.
A lo largo de los años, el empresario descubrió que un buen producto no sustituye la experiencia del operador: la amplifica. Es la diferencia entre un algoritmo que calcula y uno que comprende. En esa frontera —entre lo que la máquina puede hacer y lo que el humano debe decidir— es donde ocurre la verdadera innovación.
Aunque hoy lidera equipos y una compañía en crecimiento, dice que sigue siendo un CEO de producto, que extraña programar pero que entiende que cada línea de código tiene impacto en miles de decisiones logísticas diarias. Y que, más allá de la tecnología, lo que debe guiarlas es la observación atenta de la realidad.
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Innovación desde la operación
En logística, la innovación no es solo digital: es operativa, cultural y humana. Los equipos más eficientes no son los que adoptan tecnología más rápido, sino los que logran integrarla sin perder su conocimiento práctico. La inteligencia artificial puede proponer una ruta, pero solo quienes viven la operación saben si esa ruta es viable.
Por eso el empresario quiere volver al centro del diseño de producto, no solo para experimentar con IA y automatización, sino para mantener viva la conversación entre quienes diseñan y quienes ejecutan. La distancia entre ambos mundos —ingenieros y operadores— es, según él, donde se pierden las mejores ideas.
El futuro se diseña entre datos y experiencia
El futuro de la logística, afirma, se construirá en ese punto medio donde la tecnología no reemplaza la experiencia, sino que la potencia; donde los datos no toman decisiones, sino que las acompañan. Y aunque su rol ha cambiado con el tiempo, sigue pensando como aquel investigador que quería resolver un problema complejo. Solo que ahora el desafío es mayor: diseñar productos que entiendan y respeten el trabajo de la gente que hace que las ciudades se muevan.
Fuente: T21






