Infraestructura con visión de equidad: Yucatán avanza hacia un nuevo modelo de desarrollo territorial
Mérida, Yucatán. Durante décadas, la política de infraestructura en México operó bajo una lógica de concentración funcional: invertir donde ya existe dinamismo, ampliar capacidad donde ya hay industria, y reforzar corredores donde fluye el capital. Esta visión, heredada de un modelo centralista, profundizó las desigualdades regionales del país. Mientras el centro-norte acumulaba conectividad y productividad, amplias zonas del sur —particularmente en estados como Yucatán— quedaban al margen, atrapadas en brechas logísticas que derivaban en pobreza estructural, informalidad persistente y migración forzada.
Frente a esta realidad, en el sexenio anterior comenzó un viraje clave hacia una política de infraestructura con enfoque territorial, sentido redistributivo y visión de Estado. Esta transformación no fue circunstancial, sino resultado de una convicción firme: la infraestructura no es solo un mecanismo técnico de crecimiento, sino un instrumento de integración económica, justicia espacial y equidad social.
Hoy, esa nueva visión no solo continúa, sino que se consolida bajo la presidencia de la Dra. Claudia Sheinbaum, cuyo compromiso con la planeación territorial y la coordinación intergubernamental fortalece una agenda de infraestructura que responde a los grandes desafíos nacionales, más allá de coyunturas políticas o electorales.
En ningún estado esta lógica se expresa con tanta claridad como en Yucatán, donde el liderazgo del gobernador Joaquín Díaz Mena ha logrado traducir esta visión nacional en acciones concretas, focalizadas y estratégicas.
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Pobreza territorial: una desconexión histórica
Yucatán avanza con rumbo y estrategia. En el estado, la pobreza tiene un componente claramente territorial: 61 de los 72 municipios que concentran el 95% de la pobreza estatal se encuentran en el sur y oriente de la entidad, zonas históricamente desconectadas del sistema logístico nacional. Esta distribución no es casual, sino reflejo de una omisión estructural. Por ello, combatir la pobreza requiere más que subsidios: requiere conexión.
En ese sentido, el gobierno estatal ha impulsado una estrategia de infraestructura que prioriza la integración de territorios históricamente excluidos a la red logística y productiva del país. No se trata de obras aisladas, sino de un ecosistema articulado con impacto estructural.
El Renacimiento Maya: una plataforma logística transformadora
Bajo el proyecto Renacimiento Maya, Yucatán se posiciona como una futura plataforma de articulación logística, económica y social para el sureste mexicano. En este marco, destaca el Puerto de Altura de Progreso, actualmente en proceso de ampliación y modernización, una obra considerada la más importante en la historia marítima del estado.
Este puerto no será solo una infraestructura portuaria, sino un nodo estratégico de nueva generación que conecta a Yucatán con los mercados globales. Forma parte de una visión integral que busca transformar el estado desde la lógica de la conectividad, cerrando brechas históricas y generando nuevas oportunidades para millones de personas.
Con planificación, inversión pública estratégica y colaboración intergubernamental, Yucatán transita hacia un nuevo paradigma de desarrollo territorial donde la infraestructura es sinónimo de inclusión, cohesión y futuro compartido.
Fuente: El Financiero