México se enfrenta a un desafío monumental en su infraestructura. Según Rogelio Jiménez Pons, subsecretario de Transporte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), el país necesitará invertir hasta 400 mil millones de dólares para el 2032 si quiere aprovechar al máximo las oportunidades del nearshoring. Este fenómeno, que implica el traslado de operaciones empresariales más cerca de su mercado principal, podría ser una gran oportunidad para México, siempre y cuando se realicen las inversiones necesarias.
En una reciente reunión con el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), Jiménez Pons subrayó que un estudio conjunto con McKinsey reveló que el sector transporte y logístico es la mayor preocupación. La agilización de los cruces fronterizos y la reducción de costos logísticos son esenciales para mejorar la competitividad del país.
Para atender estos retos, se estima que el transporte requerirá una inversión de hasta 250 mil millones de dólares, que abarcará carreteras, puertos y sistemas de transporte. Además, otros sectores también necesitan importantes inversiones: 79 mil millones en infraestructura energética, 27 mil millones en agua y 48 mil millones en nuevos parques industriales.
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Jiménez Pons destacó que estas inversiones podrían realizarse a través de modelos de inversión mixta, combinando recursos del gobierno y del sector privado. Este enfoque ya se ha probado con éxito en proyectos como la ampliación de los aeropuertos de Tepic y Puerto Escondido. “Lo que estamos haciendo es adaptar las condiciones de las APPs donde siempre tendrá el control el Estado pero comercialmente también muy atractivo”, afirmó el subsecretario.
El vicepresidente de planeación del CICM, Luis Robledo, opina que las estimaciones del gobierno son insuficientes. Además de la necesidad de financiamiento, Robledo señala la importancia de la capacidad de endeudamiento del país para el desarrollo de infraestructura. “Vamos a necesitar la inversión privada o mixta para atender las necesidades de infraestructura”, remarcó.
Por otro lado, México enfrenta un déficit significativo de trabajadores en la construcción y conductores de camiones, sin los cuales el nearshoring no podrá ser aprovechado plenamente. La falta de al menos 50 mil conductores de camiones es un obstáculo crítico.
A pesar de los retos, la potencial transformación de la infraestructura mexicana representa una oportunidad sin precedentes para el país. La ampliación de puertos como el de Progreso en Yucatán, la creación de nuevos canales internos, aeropuertos y redes ferroviarias son solo algunas de las iniciativas que podrían posicionar a México como un líder en logística y transporte en América Latina.
Sin embargo, la reciente reducción de 11 mil millones de pesos en el presupuesto de mantenimiento carretero es una señal preocupante. “Es completamente absurdo”, señaló Jiménez Pons, al destacar la importancia del sector transporte para la economía nacional.
México se encuentra en una encrucijada. La inversión en infraestructura es vital para aprovechar las oportunidades del nearshoring y mejorar la competitividad del país. La combinación de esfuerzos públicos y privados será crucial para cumplir con los objetivos de desarrollo. El éxito de estos proyectos determinará si México puede posicionarse como un hub logístico y aprovechar plenamente las ventajas del nearshoring en los próximos años.
Fuente: EF
