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Logística

El auge del comercio electrónico impulsa la logística y el transporte de mercancías

El auge del comercio electrónico impulsa la logística y el transporte de mercancías
Credito Imagen: Beetrack

Auge del comercio electrónico impulsa una transformación profunda en la logística y el transporte

Las compras en línea han dejado de ser una tendencia para convertirse en un pilar del comercio global, y con ello han transformado por completo las expectativas de los consumidores: lo que antes era una espera de varios días, hoy se ha convertido en una exigencia de entregas en menos de 24 horas. Esta evolución ha obligado al sector logístico y de transporte a rediseñar sus estrategias, adoptar nuevas tecnologías y enfrentar desafíos estructurales.

Un crecimiento que redefine la logística

Según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el comercio electrónico representa ya más del 20 % de las ventas minoristas globales, consolidándose como un motor de cambio económico y operativo. Para responder a esta demanda, las empresas logísticas han acelerado su transformación digital y adoptado sistemas avanzados de gestión y distribución.

Entre estas herramientas se destacan los sistemas de gestión de almacenes y los programas de optimización de rutas, que permiten un seguimiento en tiempo real de las operaciones y mayor eficiencia en las entregas. Plataformas como la europea ALICE (Alliance for Logistics Innovation through Collaboration in Europe) están utilizando inteligencia artificial para mejorar la previsión de la demanda, automatizar procesos y realizar mantenimiento preventivo en los equipos.

Tecnología, automatización y sostenibilidad

La necesidad de mayor flexibilidad logística ha impulsado la automatización de almacenes mediante robots encargados de clasificar, empaquetar y almacenar productos. También se están desarrollando sistemas de gestión de inventarios y preparación de pedidos más sofisticados, con el fin de reducir costos y agilizar el proceso logístico.

En paralelo, tecnologías emergentes como vehículos autónomos y drones para entregas comienzan a ser parte de las estrategias a largo plazo de empresas del sector, prometiendo menor impacto ambiental y mayor rapidez. Estas soluciones apuntan a reducir la dependencia de combustibles fósiles y a mejorar la sostenibilidad del transporte.

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Retos que persisten

El crecimiento acelerado del comercio electrónico también presenta desafíos complejos:

  1. Transparencia e integración omnicanal: Es vital mejorar la comunicación entre los distintos canales de distribución para ofrecer una experiencia de compra fluida y confiable.

  2. Impacto ambiental: Las emisiones contaminantes siguen siendo un problema, especialmente por el uso extendido de camiones y furgonetas alimentados por diésel.

  3. Gestión de devoluciones: La logística inversa se ha convertido en un proceso crítico, sobre todo en sectores como la moda y la electrónica, donde las tasas de devolución son elevadas.

  4. Capital humano: La escasez de mano de obra cualificada y la alta rotación en el sector logístico exigen programas de formación y retención de talento para implementar eficazmente las nuevas tecnologías.

Un sector cada vez más global

La expansión del comercio electrónico también ha acelerado la internacionalización de la logística. Las redes de transporte se han globalizado, obligando a mejorar infraestructuras como puertos, aeropuertos y carreteras, y a establecer hubs logísticos en puntos estratégicos para facilitar la distribución transcontinental.

El futuro de la logística: eficiencia, sostenibilidad y adaptación

A medida que el comercio electrónico continúa creciendo, las empresas del sector logístico y del transporte deberán seguir evolucionando para mantenerse competitivas. La clave estará en su capacidad de adaptación rápida, innovación tecnológica y responsabilidad ambiental.

El desafío no es solo entregar más rápido, sino hacerlo de forma eficiente, sostenible y centrada en el usuario, consolidando una logística moderna que respalde el desarrollo económico sin descuidar el bienestar de las personas ni del planeta.

Fuente: El Economista