El estudio del Instituto Mexicano del Transporte (IMT) deja claro que México está en una encrucijada: sin una inversión masiva de 250 mil millones de dólares en infraestructura de transporte durante los próximos ocho años, las oportunidades derivadas del nearshoring podrían desvanecerse. Para aprovechar este fenómeno, que ha impulsado la llegada de inversión extranjera directa (IED), es fundamental destinar alrededor de 625 mil millones de pesos anuales en mejoras y expansión de carreteras, puertos, aeropuertos y plataformas logísticas.
El análisis subraya la necesidad de conectar eficientemente los centros industriales con los cruces fronterizos y los principales mercados de consumo, mediante corredores logísticos multimodales que incluyan transporte por carretera, ferrocarril y aéreo. La planificación adecuada de rutas de transporte y la modernización de puertos como Manzanillo y Veracruz son esenciales para atraer más inversiones y fortalecer el comercio transfronterizo, especialmente en sectores clave como la manufactura.
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Actualmente, gran parte de la inversión extranjera directa en México proviene de empresas manufactureras que buscan reducir costos de transporte y acortar las cadenas de suministro con Estados Unidos. Sin embargo, para que estas plantas continúen relocalizándose en el país, será necesario que el gobierno priorice la infraestructura como un eje central de la competitividad.
El IMT sugiere que las asociaciones público-privadas (APP) podrían ser una herramienta clave para financiar estas inversiones y acelerar la modernización de la infraestructura. Además, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) abre la puerta a colaboraciones transfronterizas para el desarrollo conjunto de proyectos estratégicos.
El futuro del nearshoring en México depende directamente de estas inversiones en infraestructura, que no solo mejorarán la competitividad económica, sino que también impulsarán el crecimiento sostenido y la llegada de mayor inversión extranjera. Si México no actúa con rapidez, podría perder una oportunidad única en el panorama global.
Fuente: La Razón
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